Aunque con un poco de retraso, por motivo de las vacaciones de Semana Santa y mis obligaciones con el KA229 que estamos llevando a cabo en el centro, voy a hacer las reseñas de mi curso de CLIL en Florencia.
La primera reflexión es que cada curso de CLIL es diferente: unos dan orientaciones teóricas de cuáles son las bases de la metodología, otros enseñan cómo hacer unidades didácticas basadas en CLIL, otros proporcionan ideas para hacer actividades prácticas de CLIL.
El mío pertenecía al tercer tipo, aunque con una pequeña introducción sobre las diferentes estrategias de enseñar una lengua extranjera (foreign language teaching for general purpose, foreign language teaching for work purposes, cross-curricular foreign language teaching o CLIL, es decir, subject teaching through a foreign language), y los dos enfoques de CLIL (soft y hard, según el grado de penetración del idioma extranjero en la clase de Biología, en mi caso).
Sheila Corwin, mi profesora (californiana de pura cepa y un poco demasiado entusiasta en sus gestos y expresiones, supongo que a la manera americana, aunque puede que esto sea un prejuicio mío basado en estereotipos…) nos hizo reflexionar a los tres asistentes del curso sobre quién podía aplicar CLIL en las clases: un profesor de idiomas o un profesor de asignaturas no lingüísticas. Cada uno tiene sus ventajas y sus inconvenientes, aunque todos convinimos que el segundo tipo, al cuál pertenecíamos los tres, ofrece más ventajas que el primero. Es más fácil encontrar a un Biólogo que tenga un nivel adecuado de inglés, que a un filólogo inglés que sepa de biología lo suficiente como para preparar una actividad sobre genética mendeliana en inglés.
Aunque enseñar una asignatura en una lengua diferente a la nativa tiene muchos desafíos (empezando por la dificultad intrínseca para el profesor de explicar en inglés, o el rechazo del alumnado a escuchar o leer en inglés para estudiar los tipos de invertebrados y sus características, o el tener que preparar actividades específicas en inglés), también tiene ventajas por el hecho de combinar el aprendizaje de dos ámbitos diferentes a la vez. Nosotros no nos centramos en aspectos gramaticales, sino que les hacemos ver a nuestros alumnos que las lenguas son instrumentos de comunicación, útiles en cualquier contexto. Si somos capaces de plantear una sesión estimulante para ellos, el resultado final será que conseguiremos que aprendan nuestros contenidos, y que tengan una actitud más positiva hacia las lenguas extranjeras.
A los largo de los días del curso, Sheila nos fue presentando una batería de posibles actividades que podríamos adaptar a nuestras necesidades. Siempre con una metodología activa, en la que los tres debíamos colaborar para resolver las tareas, y con la ciudad de Florencia como hilo conductor, nos fue proponiendo actividades para trabajar la comprensión lectora, auditiva, para fomentar las interacciones orales o la producción escrita. A lo largo de mis sucesivas entradas iré poniendo ejemplos prácticos elaborados a partir de lo que aprendí allí.
En estos proyectos Erasmus plus siempre se habla de los resultados tangibles e intangibles. En el segundo grupo, está el hecho de conocer a gente de otros países, realizar contactos para posibles proyectos futuros, o aprender sobre otros sistemas educativos y compararlos con el nuestro. Esta es mi segunda experiencia en cursos estructurados financiados con el programa Erasmus plus, más otras dos anteriores financiadas por el antiguo Comenius. Gracias a estas movilidades, conozco a gente de muchas partes de Europa, tanto del sur como del norte, y eso me permite asegurar que nuestra práctica docente es buena, aunque los medios de comunicación españoles se empeñen en criticarnos constantemente y en compararnos con Finlandia con argumentos como que allí sólo los mejores se convierten en profesores. Aquí también hay muchos profesionales excelentes, que luchan muchas veces contra las cortapisas del sistema para ofrecer a sus alumnos lo mejor de ellos mismos.
Como muestra de lo que digo, en la correspondiente presentación de mi escuela y mi práctica docente a mis compañeros (Sheila, la profesora de California, Finn, de una escuela de formación profesional noruega impresionante en sus instalaciones, y Gabriela, profesora de historia e inglés en Hungría), Sheila me comentó al final que le gustaba mucho tener alumnos españoles en sus cursos, porque somos muy creativos y usamos muchas metodologías diferentes. Yo les hablé de mi canal de YouTube para mis flipped classroom, y de las tertulias y grupos interactivos que desarrollamos en La Torreta (con nuestras dificultades en el caso de los grupos, pero con entusiamo), y les encantó. Lo que me sorprendió a mí era que no les sonaba nada de ello, el aprendizaje dialógico pase, pero lo de la clase invertida…
Para finalizar esta entrada, además de que Florencia es una ciudad maravillosa, que tuve la inmensa suerte de disfrutar durante 10 días en total, el principal beneficio para mí de este curso fue la inmersión lingüística en inglés que realicé. Como me hice amigo de Finn, el noruego, y le gustaba mucho conversar, me pasé las tardes con él paseando por la ciudad y charlando en inglés, lengua que él dominaba mejor que yo, pero que me sirvió para desempolvar mis destrezas comunicativas. Y para tener un contacto en Bergen, no para montar otro Erasmus, sino para visitar ese impresionante país. Otro resultado intangible.